domingo, 15 de julio de 2012

" LOVE BOAT DUREX "

Está visto y comprobado que el asunto de la jodienda no tiene enmienda, máxime si la jodienda pura y dura está en manos de italianos que ponen los medios, la cama o casa putas, y de españoles/as que ponen el rabo y la almeja para dar fe de ello.

Manda huevos con los italianos. La naviera Grimaldi Lines con base en Palermo ha convertido su ferry Cruise Roma en una casa de putas flotante. Así, como suena. Y para su inauguración ha rebautizado el ferry de marras con un nuevo nombre: “Love Boat Durex”, lo que bien a las claras indica que el putiferio flotante está destinado a la jodienda patrocinada por Durex, el rey de los condones, que dicho sea de paso y sin ánimo de ofender a los meapilas patrios, sepan sus señorías blogueras que el Estado Vaticano posee el 75% de acciones de la mencionada marca. Datos estos que vieron la luz pública cuando se produjo el fiasco del Banco Ambrosiano. Y eso va a misa, nunca mejor dicho.

Erotismo, folleteo indiscriminado, sexo en grupo y tuppersexs en alta mar. menús afrodisíacos, sorteos de pelanduscas e incluso dicen, “vírgenes” para solteros, charlas sexuales, como por ejemplo, cómo comerse un rabo de 35 centímetros o una almeja sin depilar y no morir en el intento. Y todo ello a partir del módico precio de 200 € en adelante, aunque supongo que dicha tarifa no dará derecho a catre con potorro incluido, más bien a ejercer como voyeur desde lo alto del palo mayor.

Así es el 'Love Boat Durex', que surcará el Mediterráneo en Septiembre con la naviera Grimaldi Lines y que zarpará del puerto de Barcelona con destino a Roma el próximo 22 de Septiembre. Llevará en sus camarotes más de 1.000 pasajeros (solteros en su mayoría, aunque habrá de todo, zorras incluidas contratadas por Durex...) que durante cuatro días, olvidarán la crisis y sus problemas cotidianos para centrarse en disfrutar de buenos momentos, buenas cachas, buenos culos, excelentes almejas y divertirse mediante orgías y bacanales, (de tales eventos los italianos saben lo que no está escrito) y sobre todo aprender y doctorarse en las artes amatorias.

Para eso contarán con las charlas educativas a cargo de experimentadas sexólogas (izas y rabizas incluidas) a las que podrán dirigirse durante la travesía para consultar o informarse sobre cómo mejorar su vida íntima y echar un polvo en condiciones, aunque me imagino que los catalanes que embarquen en Barcelona (tan ahorradores ellos) sólo abonarán los 200 € del ala. Allá ellos, porque lo más seguro es que no pillen cacho completo y como en el chiste de la Viagra, se conformarán con un lametón en los bajos.

He consultado con mi mujer sobre la conveniencia de enrolarme en el puti-barco de la Grimaldi Lines, aunque sólo sea como palanganero de gente VIP, con el fin de paliar la crisis que nos invade y así llegar a fin de mes sin agobios, pero la muy canalla no me deja ir. Dice que a mi edad ya no puedo comprender, ni asimilar, ni poner en práctica nuevas tecnologías acerca de cómo echar un buen polvo a bordo de un barco, sea éste un ferry con bandera italiana o bien un ruin bajel con enseña catalana. Aunque yo discrepo.

Por ejemplo, me encantaría desafiar a todos los salidos y salidas de a bordo: A ver qué tío tiene los santos cojones de echarle un casquete a una tía en lo más alto del palo mayor, o en el caso del ferry, en lo más alto de la antena de radio. O bien, más difícil todavía: echar un casquete por la retaguardia, léase enculada trapera, teniendo como lecho la cubierta del púlpito de proa cuando el Mare Nostrum se cabrea con mar arbolada y rachas de noventa nudos. Y todo eso sin sujeción alguna ni salvavidas. A pelo, oiga.

Otro ejemplo. Selecciónese a tres parejas: tío y tía, tío y tío y tía y tía, es igual, (el orden de los factores no altera el producto), que inicien el proceso de jodienda, de enculamiento, y de lésbica bollería, y tras ello sitúense y átense a las parejas de folladores a la antena de radar y póngase la misma en marcha con índice de amplio rastreo. O sea que en este caso el artilugio gira sobre su eje a ochenta y seis rotaciones por minuto. Puede ser una experiencia sexo-sensual-colectiva del carajo, pero estoy seguro que los imbornales, tanto los de babor como los de estribor se atascarán de la pota u vómitos resultantes.

Lo cierto es que a pesar que soy marino desde que tengo uso de razón, sólo pretendo navegar en condiciones limites para estar en forma. Y francamente, echar un casquete bajo mínimos en un barco putero o un puti-barco debe ser una experiencia única. La coña marinera, oigan.

  ( desdeelinfierno.blogspot.com )


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