Especialistas
científicos señalaron que en 2013, el planeta debe prepararse para
una tormenta espacial como no se ve desde hace mil años, y advierten
que la dependencia del globo por la energía eléctrica convierte a
la Tierra en vulnerable.
Este fenómeno,
conocido como eyección de masa coronal (CME, por sus siglas en
inglés), puede ser inofensivo y hasta pasar inadvertido -salvo que
lo registre un satélite como ocurrió este año- pero muy peligroso
si la onda emitida logra penetrar el campo magnético de la Tierra.
En ese caso, se dañan los circuitos eléctricos y la comunicación.
En una CME, el sol
arroja más de mil millones de toneladas de partículas a una
velocidad de varios miles de kilómetros por segundo. Y si bien el
campo magnético del planeta lo protege desviando estas partículas,
“la magnetósfera no es estanca”, advierte Pierre Barthélémy,
en un blog especializado del diario Le Monde.
El experto explicó
que cuando esas partículas logran atravesar ese escudo y llegar a la
Tierra, provocan auroras boreales y australes. Por lo general, la
energía que recibe la atmósfera -en una CME de marzo pasado fue el
equivalente al 5% de toda la electricidad consumida por Francia en un
año- es rechazada y reenviada hacia el espacio.
Pese a esto, la
comunidad científica internacional coincidió en que en caso de
presentarse un fenómeno mayor, el desastre sería potenciado por la
extensión del uso de la electricidad.
“No sólo (…)
haría caer las redes eléctricas durante varias semanas, incluso
varios meses, sino que atacaría también oleoductos y gasoductos
acelerando su oxidación, destruiría probablemente satélites así
como numerosos componentes electrónicos de varios aparatos y
cortaría temporariamente las comunicaciones de radios y la
geolocalización”, dice Barthélémy.
Le Monde cita un
informe según el cual, sólo para los Estados Unidos, un tsunami
solar podría tener un costo de 1 billón de dólares, es decir, el
equivalente a 20 huracanes Katrina. Y que se necesitarían entre 4 a
10 años para reparar los daños.
Mike Hapgood,
director de la unidad de investigación sobre ambiente espacial en el
laboratorio británico Rutherford Appleton afirma que nuestra
dependencia de las redes eléctricas nos hace más vulnerables que
nunca.
“El terremoto y
el tsunami japonés pasado muestran los daños para los que
debemos prepararnos sólo para enfrentar acontecimientos similares a
los de los últimos años. En vez de eso, deberíamos prepararnos
para una tormenta espacial de una dimensión que sólo se produce una
vez cada mil años”, advierte.