Recorriendo el libro, nos percibimos de que ciertos
personajes se parecen de manera extraña a personas conocidas, sobre
todo por sus simpatías sionistas.
Entre los tres mil sayanim franceses, algunos son
conocidos. No como sayanim. Por definición, son agentes secretos.
Pero dado su apoyo constante a Israel y su participación activa en
campañas sabiamente orquestadas, es probable que actúen en este
marco. Quise mostrarlos en acción, por ejemplo, reclutandopara un
partido israélo-palestino en París, sin otra finalidad que de dar
la ilusión de un proceso de paz.
¿Y más explícitamente?
Hace varios años, un partido de fútbol se celebró
en el Parque de los Príncipes entre jóvenes israelíes y
palestinos. Lo que dio lugar a una publicidad a bombo y platillo
desmesurada. Repetí este acontecimiento intentando imaginar los
bastidores, las presiones, las manipulaciones, las intervenciones.
Para obtener gratuitamente el estadio, para llenarlo con jóvenes de
suburbio interviniendo en la rectoría, solicitando subvenciones de
la Unión Europea y del Ayuntamiento de París, haciendo presión
sobre los dirigentes musulmanes “moderados” para que aportasen su
aval. Una operación de propaganda sin rodeos llevada gracias a los
sayanim, y a sus aliados, entre los que están los más
indefectibles: SOS Racisme y el Ayuntamiento de París.
Frecuentemente nos encontramos con SOS
Racisme. ¿Por qué?
Para mí, esta organización sirve de correa de
transmisión de las ideologías sionistas. Su proximidad incestuosa
con la Unión de los estudiantes judíos de Francia, uno de los
pilares del apoyo a Israel, lo ilustra. Jamás SOS Racisme ha
lanzado, por ejemplo, una campaña contra la ocupación israelí,
mientras que se agita contra lo que pasa en Sudán. Ocupando el
terreno, gracias a subvenciones generosas, SOS Racisme impide la
emergencia de otras organizaciones antirracistas más próximas a las
exigencias de la mayoría de sus miembros. Oímos, además, en la
actualidad, a varias voces, entre las cuales Joey Star, reclamar la
creación de otra organización antirracista, nacida en los barrios,
y que los representen legítimament
En la novela, desarrollo
un punto de vista que no debe estar lejos de la realidad. De
hecho, es el UEJF y sus aliados sionistas quienes buscan a un
candidato para reemplazar al presidente actual. Por otra parte,
cuando un presidente del UEJF deja su puesto, se hace
vicepresidente de SOS Racisme. Después de un negro, los sionistas
buscan a un beur presentable que aplicará las consignas. Todo
pretendiente a este puesto conoce lo que está en juego.
Un candidato parece tener posibilidades. Tiene en
todo caso los favores del presidente del UEJF. Es Moulay Elbali,
quien quiere jugar su posibilidad.
Todo un capítulo está dedicado al
Ayuntamiento del XVI distrito. ¿Por qué motivo?
Este Ayuntamiento es uno de los bastiones de los
sionistas. Bnai Brit se reúne allí regularmente y organiza ahí
su Feria del libro. Su alcalde es un ardiente defensor de Israel.
Un retrato gigante del soldado israelí actualmente preso de Hamas
adorna la fachada del Ayuntamiento.
Hay este personaje, ETS, que atraviesa toda la
novela, y que se parece rabiosamente a Bernard Henri-Lévy …
Le dejo la responsabilidad de esta constatación.
Es verdad que hay allí algunas semejanzas, pero en principio no
lo es. Dicho esto, no me desagrada que algunos hagan esta
aproximación. Michel-Samuel Taïeb es efectivamente un personaje
central, correspondiente a su brillante papel, a sus numerosas
redes, a su implicación sin reserva en favor de Israel, al
encarnizamiento con el cual recluta otros sayanim. Es él quien va
a reclutar al cardiólogo, quien va a intervenir en el Elíseo
para dar la orden a las rectorías para llenar el estadio de
jóvenes beurs, quien va a llamar a un responsable de emisión de
Canal Plus para humillar en directo a militantes de SOS Palestina,
que va a hacer presión sobre el rector de la Mezquita de París
para que apoye ese “pretendido partido por la paz”, etc.
Tenemos la impresión de que se divirtió
bastante con los nombres de los sayanim.
No pude abstenerme de eso. El hecho de encontrar
estos nombres, que algunos podrían acercar a personajes reales,
me llenaba de alegría cada vez. Es verdad que mis simpatías van
allí dónde usted sabe. No tenía ninguna razón para
ahorrármelos.
¿Es decir, que es una novela política?
Si se entiende por eso que se toma posición de
modo claro y neto, denunciando las prácticas de chantajes y de
manipulaciones en provecho de una política imperialista, entonces
sí, es una novela política. Por otra parte está dedicada “a
todos aquellos que luchan por la justicia en Palestina”. La
forma novelesca es sólo un método para llegar allí. Aunque una
gran parte del libro se basa en hechos reales, o expresa una
realidad tal como podría desarrollarse. Cuando ETS llama al Canal
Plus, no estaba a la escucha, sino el modo como la inmensa mayoría
de los grandes medios de comunicación le ponen la alfombra roja,
me hizo pensar que esa es su manera de actuar. Y de ser obedecido.
¿Acaso le ponen palos en las ruedas para
la difusión de su libro?
Ciertamente. Los sayanim y sus cómplices, que
son numerosos y que ocupan puestos estratégicos, hacen todo para
alzar alrededor de él un muro de silencio. Si ésto fracasa, será
la negativa, o el recurso al viejo método de la amalgama. Una
crítica de Israel equivale a antisemitismo. Hablar de los
sayanim, es volver a la acusación de complot que ciertos
antisemitas a la vuelta del siglo XX lanzaban contra los judíos
para desacreditarles. El discurso de la negativa, y de cierto
terrorismo intelectual, está bien preparado.
¿Que podemos desearle?
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